jueves, 19 de abril de 2007

Con 8 metros más que la Estatua de la Libertad, China da un giro a sus tradiciones


China, amante de las obras públicas faraónicas con fines propagandísticos y nacionalistas, ha inagurado hoy con gran fanfarria una estatua ciclópea a orillas del Amarillo que se aleja de la simbología comunista y está dedicada a dos emperadores, todo un símbolo del giro de Pekín hacia sus viejas tradiciones. La estatua en honor a Huangdi y Yandi, héroes legendarios y supuestos fundadores de la civilización china, es además la segunda más alta del mundo con 103 metros. Ushiku Amida Buda (en Ushiku Arcadia, Japón) es considerada la estatua más alta del mundo con 120 metros

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